Toques alegres/
Sabemos muy bien qué cliente tiene una necesidad, y por tanto, precisa de soluciones adaptadas expresamente a su proyecto.
Mantener la esencia.
En La Nansa teníamos el reto de adaptar y reformar este local de hostelería de los años 60 en una experiencia atemporal. Para ello, nos enfocamos en la reutilización de muchos de los materiales y mobiliario existente para combinar la esencia tradicional con una experiencia contemporánea y actual.
Espacio y luz.
El alma del proyecto se basaba en aprovechar al máximo cada rincón, creando espacios visualmente amplios en un tamaño reducido, aprovechando al máximo la luz exterior y diseñando una iluminación óptima que optimizara esa sensación de amplitud.
La experiencia única es el mejor resultado.
El resultado nos lleva a muebles restaurados de ebanista, azulejos hidráulicos, mimbres y cuerdas que respiran una sensación acogedora, cómoda y luminosa que destaca en los pequeños detalles.