Creamos dos espacios totalmente diferentes según sus necesidades y mi concepción creativa. Por una parte, una zona más privada, al fondo de la vivienda, donde las habitaciones y los baños eran los protagonistas, y donde recogerse después de un duro día de trabajo.
Retro y muy sofisticado. Por otro, un espacio totalmente diáfano, en la parte de la vivienda con más vida, es decir, la que da a la calle. Allí, unimos salón-comedor y cocina con la intención de crear un ambiente más familiar donde los miembros pudieran disfrutar, todos juntos, de momentos especiales y únicos. Buscaban un proyecto diferente, y lo tuvieron. En este caso, los clientes tenían muy claro lo que querían y solo me necesitaron a mí, para aclarar sus ideas y materializarlas en un ambiente muy retro y muy sofisticado.
Combinar es la clave. Nuestro hilo conductor para la decoración de los diferentes ambientes, fue, nada más y nada menos que un papel de la última colección de Designers Guild. Después de eso, todo fue una locura, pero para bien. Verdes, naranjas, turquesas y dorados, combinados con materiales nobles como la madera, el hierro y el cristal, y motivos geométricos y florales, nos permitieron crear rincones especiales para vivir, pero rodeados de mucho glamour.